Monday, 24 October 2011

Mapas inusuales


  A uno, que esta solo medianamente viajado para los (desmesurados) estándares de la epoca -asombro recurrente al ver los precios de los vuelos o de los paquetes de los touroperadores al sudeste asiático en Amsterdam o Londres- siempre le estimula ver mapas que no se corresponden con el esquema eurocéntrico que uno esta acostumbrado a ver: Europa al norte, en lo alto, y Africa al sur, debajo.


Pero en la pantalla del avion de Royal Air Maroc con destino a Accra las cosas se muestran de otra manera: el Golfo de Guinea al norte y las ciudades de África Occidental como destinos que alcanzar en lo alto: Bamako, Lagos, Lomé, Cotonou, Malabo, Luanda, Windhoek incluso. Siempre es agradecible modificar la perspectiva y ser consciente de que allá donde vamos no aplican estrictamente los estándares de medida occidentales, y el mapa no es sino un primer indicio de ello.

A propósito, Togo acaba de ser elegido miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para el periodo 2012-2013.

Monday, 29 August 2011

Summertime (same all-year round) junk TV


  I thought everyone in this country went away on holiday in August leaving the professional activities to hibernate (estivate?) until September. But I found out I'm wrong: the rattlesnakes that make a living out of discussing people's sex life on high audience-rate time TV shows do not go away. It seems they never do - these "refreshing" discussions couldn't possibly be left out of the summertime picture.


How much we all need an imaginative judge that will file a default suit against the
rattlesnakes. Some Granada-based judge, say, that does not ban the sewage-channels (that would actually favour their filthy purposes) but invites them to feature counter-reactive programmes/films such as 'Free Rainer - dein Fernseher lügt' every time the junk productions are displayed (and for as long a time as those). It shouldn't necessarily be the same measure every time: alternative ideas could be funding good films (as many as the number of junk programmes they display, say - they hate it so incredibly much!)


A sideline, good-tempered reflection on the issue: they say (THEY say) priests are keen on telling people how they should behave sexually. This is really funny. When I think about who's actually spending (wasting really) their broadcasting life discussing people sex lives, it's not precisely priests (although they get their own share of the pie, that's for sure). It's actually journalists, editorialists, pathetic TV-guests, and so forth. It's not hard to imagine what their true vocation was, ha, ha. Only they drifted somewhere along the clerical road. Ha. Ha. No wonder they're so strongly opposed to them. It's actually the same breed (and this is a real insult, no offence meant anyway).


NB.- It's not my fault if the picture seems to have been taken from a porn movie. I just turned on the TV for thirty seconds and shot with my cell phone camera. Ok, it was 11:30 pm.

Thursday, 14 April 2011

Convivir venciendo a los demás


  Gracias a la gentil invitación de Estela de la Euskal Etxea, ayer tarde tuve la ocasión de asistir a la proyeccción de 'Nagore', el nuevo documental de Helena Taberna ('Extranjeras', 'Yoyes', 'La buena nueva'), y al posterior coloquio con la presencia de la directora, con la que además tuvimos la oportunidad de tomar unas cañas a continuación en el sector 'Bollywood' de Lavapiés.

El documental cuenta la estremecedora historia del asesinato de la estudiante de Enfermería Nagore Laffage a manos de un residente en psiquiatría de la Clínica Universitaria de Pamplona, durante las fiestas de San Fermín de 2008. Un caso particularmente cruel de violencia de género, que despertó la condena unánime de la sociedad civil vasco-navarra. La película recoge los testimonios de los familiares de la mujer asesinada y hace un seguimiento de la movilización social, de la inusual cobertura mediática que recibió la noticia y del proceso judicial, del que se rodaron 46 horas que quedan reducidas a unos interesantísimos 20 minutos en el montaje final después de una agotadora labor de edición.


La película realiza un tratamiento muy contenido de la temática, esquivando con soltura el doble riesgo de caer en el sensacionalismo o en el amarillismo. Como se pudo apreciar en el debate, se trata de un tema polémico que involucra muy intensamente al espectador desde el punto de vista emocional y que resulta incómodo desde casi cualquier punto de vista, para las instituciones judiciales (la celebración de juicios con jurado en este tipo de delitos fue severamente criticada tanto por la audiencia como por la propia directora), para las instituciones
colateralmente implicadas en el suceso (la Clínica Universitaria de Navarra) y en general para el sector biempensante de la sociedad pamplonesa. No es de extrañar que la película no haya recibido apoyo alguno para su producción por parte de las administraciones públicas, en particular por parte del Gobierno de Navarra que tan eficazmente está apoyando el cine de su Comunidad Autónoma.

Un documento muy valioso que da pie a la reflexión, una valiente aportación al debate público y una temática de ámbito inevitablemente minoritario y alejada de lo que suele verse en las pantallas. Una apuesta personal y comprometida de una directora que quiere reflejar los temas que están en la calle - siguen subiendo las estadísticas de mujeres asesinadas.

Además de acordarnos de 'Anatomy of a murder' de Preminger y de estremecernos con la referencia a la película 'Very bad things' del asesino de Nagore en su testimonio, en la charla que mantuvimos Estela, Helena, Mentxu y el autor de estas líneas en el club de la Euskal Etxea después del coloquio se mencionó el hecho de que la violencia de género como fenómeno social es en parte el resultado de una violencia intrínseca del sistema contra los individuos que lo componen. Una violencia en el ámbito laboral, económico, personal y social en su sentido más amplio (desde la cotidiana interpretación de la realidad desde los medios de comunicación a la presencia de imágenes cosificadoras de las personas en los espacios públicos de las ciudades), que presiona a los ciudadanos de manera inmisericorde, causando eventualmente la quiebra en las personalidades que presentan alguna falla (y pocas son las que no tienen alguna). Este es un tema crítico que deshace las frecuentes simplificaciones en el tratamiento de los actos violentos en general, pero no suele aparecer en el debate público (una excepción: 'Rabia', Festival de Málaga 2010) porque sus implicaciones son demasiado desagradables, remitiendo directamente a la línea de la canción de Víctor Manuel que titula esta crónica (sí, ésa que continúa con 'Nuestra sociedad es un buen proyecto para el mal').

Seguramente plantearse una sociedad en la que el ser humano no actuara como depredador de sus semejantes constituya una utopía que será prontamente calificada de "buenista" por los descalificadores habituales, pero tiene uno la sensación inequívoca de que la sociedad que viene habrá de hacer más énfasis en conceptos como la ética, la solidaridad o la fraternidad o no será. La única manera de plantear una solución a la existencia de fallas prestas a estallar en la personalidad de una parte importante del tejido social no es evidentemente acentuar la represión, sino luchar para construir una sociedad más igualitaria en la que el ser humano pueda confiar en sus conciudadanos y en las instituciones. Toda una utopía, evidentemente, y más en estos tiempos, pero no tener esto en cuanta en el tratamiento de la violencia corre el riesgo de devenir en sensacionalistas brindis al sol.

Gracias a Helena Taberna por realizar un ejercicio de memoria crítica y por invitar a la reflexión con su estupenda obra.

Saturday, 9 April 2011

Visiting Didcot: from the Diamond Light Source to the Thermal Power Plant


  Last stop of last week's tour around the UK was Didcot, Oxfordshire, where a meeting would be held. Somewhere along the road I suddenly realized the workshop would take place at the Diamond Light Source facility, "the most expensive research facility presently funded by the UK government" (proudly, the headline should certainly add despite current economic difficulties). Well, it was such a privilege to be there - I felt both proud and moved on arrival.


There are lots of discussions on whether maintaining replicated synchrotron sites makes any sense, but the science done at those facilities does usually justify the investments - if it's prosaic money what we're talking about (it seems hard to believe nowadays there was once a time when money wasn't such a big issue). It's the beauty of the site what matters and the challenges it may help tackling, and that's what one feels on arrival. The quietness of the site is also quite impressive, the highest sound around coming from the European Space Agency flag flapping at the edge of a post at the entrance.


On the way back to the station after a fruitful meeting, some impressions were gathered on the other Didcot impressive 'facility', the coal thermal power station that can be seen from miles away. It's quite unusual to find such a facility so close to a town, and this station has indeed left its trademark on the village.


'You get used to it blocking out sight in six months'. 'There's not too much wind here so sometimes the smoke coming out of the chimneys will stay around for quite a long time'. 'There are times in winter when all you see is the tip of the chimneys'. 'Although it was fairly pioneering when built, it eventually became quite outdated and it was supposed to be decommissioned in four-years time, now they're debating again on the schedule'. The cab driver did not particularly oppose the power station -probably bringing in some jobs to the local community- but he frowned when asked on whether it might be some kind of local landmark.



Forgot to ask him about the synchrotron.

Wednesday, 6 April 2011

Pillow fight at Trafalgar Sq


  Since the beginning of February I hadn't had the chance to stroll across Trafalgar Sq, so the minute I could free myself from other occupations I went to check this new Olympic clock (quite an opportunity for some Olympia watch brand, although I guess it should generally be Omega) that was recently set in the middle of the square - and has already seen through some events (not necessarily sport-related ones).

As I approached the National Gallery I spotted this rather large group of people standing close to the clock (which incidentally looked as it were designed by J. Mariscal) and doing some kind of dance with some white objects up over their heads. A new, more peaceful way of protesting against public-service budget cuts after the previous ones resulted in Westminster area being vandalised? Well nope. It was the Pillow Fight Day 2011!


This pillow battle is a yearly international event held in different towns around the world on the same day, among them Adelaida, Amsterdam, Brussels, Berlin, Brasilia, Barcelona and many more. This particular Trafalgar Sq event had gathered a good number of people, a couple of hundreds maybe, with pillows generously provided by the venue organisers. Couldn't really find out who these were, nor did I check out on the pillow delivery, but all of them seemed to be the same model (and quite resistant too, as there were very few feathers flying around the battleground). The fact that there were almost no feathers and that the battle was fought outdoors and in daylight prevented the scene to resemble the pillow fight in Jean Vigo's 'Zéro de conduite'. It is always pleasant however to have the chance to remember this 1933 film by the short-lived son of the anarchist.


The Admiral stood up there as usual, this time though with an envious gaze as if desiring to get down his column and design a proper strategy for the battle to be won - pillow or whatever, always a good chance for every man to do his duty.

Sunday, 27 March 2011

Group sculpture at the Library


  My acquaintances point out that the two most recent entries in this blog are very political in nature, and besides that (which contradicts the original aim of the post collection) they bear no photographs. Am I by any chance running short of aesthetic experiences - they suggest?

Loads of work may well account for some recent lack of dedication to keeping an updated record for such experiences, I try to convince them - the number of blogs to maintain having recently increased too. And above all, I recently lost my iPhone4 along an unlucky visit to Gatwick airport last January, and even if I promptly got myself a new Galaxy S, the picture quality won't be half as good as it used to.

All those do however sound like futile excuses, that's true. So back to work then.

A few days ago I took this trip northwards into the Basque Country, destination Vitoria-Gasteiz. I feel lighthearted whenever I ride the north-bound train in Spain, and this trip was a mixture of work and pleasure (probably the best trips there are). Pleasure would be provided -as planned- by a Euroleague basketball quarter final game between the local team Baskonia and Maccabi Tel-Aviv, whereas work would imply a meeting at the Eusko Herriko Unibertsitatea (the local university).

Work and pleasure arising together in the same sentence incidentally brings to my mind some theory by Susan Sontag on compulsive photographing by tourists I read about a few weeks ago. As opposite to stressed holidaymakers (mainly from Japan and Germany, says the wikipedia article) who will feel guilty for not being at work and compensate their idleness by taking pictures on a sort of working scheme, I did take but one single picture along the trip.



This sculpture is displayed at the University Library entrance hall, and the figures in it are quite odd, with those big heads ans slim bodies. I'm short of references at the moment, but what comes to me is the outer-space creatures Tim Burton designed for Mars Attacks! (even if it's quite a long time since I last saw that movie and I'm not sure I do properly remember the funny attackers, other than when they disintegrate the U.S. President).

So what's special about the sculpture itself? First, the fact it had no label attached, so it was impossible to know who the actual artist was, or its title. I later tried finding it on an online compilation of open air sculptures in Vitoria -which are both ubiquitous and occasionally quite brilliant- but this particular sculpture is within the Library building, so it won't be featured in the collection of open air works. Any help from potential readers as to identify the work of art and its author would therefore be greatly appreciated.

Second special thing about this sculpture. While I was taking the picture shown above, a young student told me on passing by, that "the artist wouldn't like the way the sculpture was displayed". She kind of surprised me - I wasn't even able to react quickly enough -one does eventually grow used to one's own slo-mo reaction schedule and learns with time to take things easy despite all- to propose buying her a coffee in order to learn more about why she had said that. I mean, she seemed either to be a close acquaintance of the artist's or quite anxious for someone to buy her a coffee.

And third special thing about the work was it caught my eye for it strongly reminded me of some of Juan Munoz's best pieces. There was a recent retrospective exhibition on the author at MNCARS -aka Sofidou- in Madrid, and there were some impressive group sculptures on display - managed to retrieve a couple of pictures taken on the occasion.



It's not that this particular sculpture at the Library comes close to Munoz's best achievents -as one cannot walk around the standing figures, for instance, and that's what the young lady's remark may have meant- but it is indeed an outstanding piece of sculpture. Could be called 'The invaders' - and that would make it funny as well-

Wednesday, 16 March 2011

Cierta sensación de hastío


  Cuando miro las jetas de los tipos que se sientan en la mesa de representantes de Sortu no puedo evitar la impresión de que son los mismos de siempre con las mismas aviesas intenciones de siempre. Eso, y el hecho de que continúo teniendo la incontenible sensación de que mi coche va a estallar en el aire cuando arranque el contacto una de cada dos veces que me subo en él, me hacen albergar ciertas dudas respecto a la conveniencia o no de apostar por dar un paso mas en la estrategia de reintegración social de los elementos mas díscolos y potencialmente peligrosos en el actual panorama político vasco.

Sin embargo, la servidumbre de los medios de comunicación de masas ante una estrategia de finalización del escenario armado que se asemeja a una convergencia asintótica a su objetivo (jamás alcanzada por mucho que se avance por el correspondiente eje) me provoca dudas aun mayores sobre el daño que potencialmente se está inflingiendo a la salud democrática de este (pobre) país. El pensamiento único que sistemáticamente se impone -y que se incrementó en su sistemática imposición hasta extremos casi delirantes durante el periodo de administración popular de la nación (corrió insistentemente el rumor durante el festival de cine internacional de San Sebastian de que se suspenderían las proyecciones previstas de 'La pelota vasca' por la presunta apología del diálogo que encerraba el documental, no me hablen de censura por favor)- es tan extraordinariamente dañino para la salud mental de la ciudadanía (una palabra, la de ciudadanía, que se evita cuidadosamente en los informativos, vaya usted a saber por qué) como productivo para el arrinconamiento de cualquier opción de izquierdas mínimamente combativa que pueda surgir en estos tiempos convulsos, mire usted por dónde. La asimilación con impresentables bandas terroristas no deja de ser una estrategia sumamente rentable en términos de contención de eventuales movimientos de protesta violenta, que no hay más que mirar de reojo la situación de la sociedad griega (a a penas tres casillas de distancia en el monopoly global en el que parece haber devenido la antaño respetable geografía económica) para ver que no es impensable que las protestas pudieran extenderse según el modelo Norte de África a una sociedad agobiada por un nivel de paro y una mala situación económica que no se prevé enderezar en los próximos meses, años ni quizá décadas, dicen los agoreros, ni siquera con la llegada a la administración de los asuntos públicos de aquéllos que -según sus propias declaraciones, no se conocen otras fuentes que lo afirmen- se encuentran en posesión de las recetas para solucionar los problemas actuales.

Aunque es cierto que la estrategia de unidad a ultranza tiene su vertiente positiva (al menos en un -aparentemente único- aspecto hay una clara voluntad de 'hacer país' por parte de los partidos mayoritarios), se trata una situación irregular. A nadie se le escapa (a nadie que no ponga por delante sus anteojeras ideológicas, esto es) que la naturaleza del conflicto es política y que la solución al mismo deberá ser también política, al menos en cierta medida. No estamos hablando de delincuentes comunes, véase Tribunal de Derechos Humanos de las Comunidades Europeas, sentencia reciente sobre injurias a la Corona. Se puede argumentar desde una óptica de pensamiento único que los dos altos tribunales nacionales han expresado su disconformidad con la sentencia, pero suena más bien a excusa ad hoc para tapar el bochornoso ridículo de determinadas instancias judiciales patrias en lo que atañe a la imagen de la Corona. Por lo demás, en cuanto a la ingeniosa descripción como 'el jefe de los torturadores' del monarca, lo más sensato que cabría recomendar al autor del hallazgo es que considere la posibilidad de abandonar el ejercicio de la política para buscar acomodo entre la plantilla del semanario 'El jueves'.

Se trata de una situación irregular, decíamos: no hay duda de que las víctimas del terrorismo tienen todo el derecho a recibir el reconocimiento de la sociedad en su conjunto con tantos homenajes como se estime conveniente convocar. Otra cosa muy distinta -radicalmente distinta- es invocar al colectivo de víctimas del terrorismo como guía en el ejercicio de la política antiterrorista. Lejos de ser un reconocimiento, este ejercicio (tan frecuente en según qué discursos políticos al uso) entra dentro de la más burda manipulación política de un movimiento que se rige en principio por unos objetivos de superación del dolor y de obtención de las compensaciones oportunas según estipule el derecho penal. Seguir las directrices de un presunto colectivo de afectados (que en realidad suele limitarse a un número de ellos con aspiraciones con triste frecuencia más allá de las expresadas) de cualquier conflicto (y pienso en el caso del aceite de colza, que no es tan ajeno en términos de práctica criminal al terrorismo, por mucho que su repercusión mediática -evidentemente uno de los quids de la cuestión- haya sido notablemente inferior en términos de extensión temporal) no se atiene a las normas legales de procedimiento en estos casos. Hay unos tribunales, hay una autoridad civil, y hay unos políticos que pueden explotar hasta cierto punto las situaciones conflictivas para su batalla diaria por los márgenes de las encuestas de opinión. Sin embargo la ética política no debería arrinconarse completamente en estos casos. Cabe suponer que procesos como los que condujeron al acuerdo de Stormont son objeto de análisis en las facultades de ciencias políticas (perdonen que lo escriba con minúscula) de este país. Cierto es que los políticos actualmente en ejercicio son quizá demasiado talludos como para haber asistido a uno de esos (presumibles) análisis, pero todos esos discursos de que no es posible la neutralidad recuerdan a los pobres argumentos probelicistas con que nos obsequiaron (nos insultaron, cabría decir más propiamente) administraciones que están en la memoria de todos y no precisamente por sus logros. Una cierta neutralidad -la de sentirse asqueado casi por igual por ambos bandos- no sólo es perfectamente posible, sino incluso deseable en términos de realizar un análisis correcto de la situación.

Concluyendo: doctores tiene la iglesia y ellos decidirán sobre la conveniencia o no de autorizar según qué movimientos en el escenario político, sin que presiones por parte de unos u otros sectores (que previsiblemente irán a más conforme se acerque el momento del veredicto) vayan presumiblemente a afectar en exceso las deliberaciones de los afectados. Pero la salud mental del país agradecería sobremanera en todo caso un avance del proceso en su conjunto que saque a sus cuidadanos, sus medios de comunicación y sus políticos por este orden del impasse ya demasiado largo en el que actualmente se encuentra. El colorido espectáculo del comercio no es suficientemente vistoso como para tapar las deficiencias estructurales en el funcionamiento del sistema político-judicial con relación a este asunto, mal que les pese a algunos liberalotes. Para el resto de espectadores desinformados, el juego se reduce a gritar consignas antivascas desde los fondos de los estadios o a utilizar el terrorismo como argumento en amistosas descalificaciones del tipo si sabes hablar alemán, lo primero que te llamaré en cuanto tenga ocasión será nazi. Amistosos exabruptos producto de la más ramplona ignorancia a evitar en la medida de lo posible (tanto los exabruptos como sobre todo ignorancia, de proporciones oceánicas ésta última entre nosotros). Una cuestión de pura salud mental pues, descontando el hecho de que estrategias prolongadas de situación excepcional para la eliminación de elementos subversivos (por llamarlos de alguna manera) no funcionan bien a largo plazo, ver régimen anterior, y no salen gratis a las sociedades. De ninguna manera salen gratis.