Thursday 14 April 2011

Convivir venciendo a los demás


  Gracias a la gentil invitación de Estela de la Euskal Etxea, ayer tarde tuve la ocasión de asistir a la proyeccción de 'Nagore', el nuevo documental de Helena Taberna ('Extranjeras', 'Yoyes', 'La buena nueva'), y al posterior coloquio con la presencia de la directora, con la que además tuvimos la oportunidad de tomar unas cañas a continuación en el sector 'Bollywood' de Lavapiés.

El documental cuenta la estremecedora historia del asesinato de la estudiante de Enfermería Nagore Laffage a manos de un residente en psiquiatría de la Clínica Universitaria de Pamplona, durante las fiestas de San Fermín de 2008. Un caso particularmente cruel de violencia de género, que despertó la condena unánime de la sociedad civil vasco-navarra. La película recoge los testimonios de los familiares de la mujer asesinada y hace un seguimiento de la movilización social, de la inusual cobertura mediática que recibió la noticia y del proceso judicial, del que se rodaron 46 horas que quedan reducidas a unos interesantísimos 20 minutos en el montaje final después de una agotadora labor de edición.


La película realiza un tratamiento muy contenido de la temática, esquivando con soltura el doble riesgo de caer en el sensacionalismo o en el amarillismo. Como se pudo apreciar en el debate, se trata de un tema polémico que involucra muy intensamente al espectador desde el punto de vista emocional y que resulta incómodo desde casi cualquier punto de vista, para las instituciones judiciales (la celebración de juicios con jurado en este tipo de delitos fue severamente criticada tanto por la audiencia como por la propia directora), para las instituciones
colateralmente implicadas en el suceso (la Clínica Universitaria de Navarra) y en general para el sector biempensante de la sociedad pamplonesa. No es de extrañar que la película no haya recibido apoyo alguno para su producción por parte de las administraciones públicas, en particular por parte del Gobierno de Navarra que tan eficazmente está apoyando el cine de su Comunidad Autónoma.

Un documento muy valioso que da pie a la reflexión, una valiente aportación al debate público y una temática de ámbito inevitablemente minoritario y alejada de lo que suele verse en las pantallas. Una apuesta personal y comprometida de una directora que quiere reflejar los temas que están en la calle - siguen subiendo las estadísticas de mujeres asesinadas.

Además de acordarnos de 'Anatomy of a murder' de Preminger y de estremecernos con la referencia a la película 'Very bad things' del asesino de Nagore en su testimonio, en la charla que mantuvimos Estela, Helena, Mentxu y el autor de estas líneas en el club de la Euskal Etxea después del coloquio se mencionó el hecho de que la violencia de género como fenómeno social es en parte el resultado de una violencia intrínseca del sistema contra los individuos que lo componen. Una violencia en el ámbito laboral, económico, personal y social en su sentido más amplio (desde la cotidiana interpretación de la realidad desde los medios de comunicación a la presencia de imágenes cosificadoras de las personas en los espacios públicos de las ciudades), que presiona a los ciudadanos de manera inmisericorde, causando eventualmente la quiebra en las personalidades que presentan alguna falla (y pocas son las que no tienen alguna). Este es un tema crítico que deshace las frecuentes simplificaciones en el tratamiento de los actos violentos en general, pero no suele aparecer en el debate público (una excepción: 'Rabia', Festival de Málaga 2010) porque sus implicaciones son demasiado desagradables, remitiendo directamente a la línea de la canción de Víctor Manuel que titula esta crónica (sí, ésa que continúa con 'Nuestra sociedad es un buen proyecto para el mal').

Seguramente plantearse una sociedad en la que el ser humano no actuara como depredador de sus semejantes constituya una utopía que será prontamente calificada de "buenista" por los descalificadores habituales, pero tiene uno la sensación inequívoca de que la sociedad que viene habrá de hacer más énfasis en conceptos como la ética, la solidaridad o la fraternidad o no será. La única manera de plantear una solución a la existencia de fallas prestas a estallar en la personalidad de una parte importante del tejido social no es evidentemente acentuar la represión, sino luchar para construir una sociedad más igualitaria en la que el ser humano pueda confiar en sus conciudadanos y en las instituciones. Toda una utopía, evidentemente, y más en estos tiempos, pero no tener esto en cuanta en el tratamiento de la violencia corre el riesgo de devenir en sensacionalistas brindis al sol.

Gracias a Helena Taberna por realizar un ejercicio de memoria crítica y por invitar a la reflexión con su estupenda obra.

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